viernes, 9 de diciembre de 2011
YPF, una discusión pendiente para nuestra soberanía energética y seguir creciendo
Durante este mes se conocieron las polémicas declaración del ex ministro menemista Roberto Dromi, unos de los responsables de la vorágine privatizadora que azotó nuestro país durante los noventa. Sorprendió al anunciar en una reunión de empresarios petroleros que YPF debería volver a ser una empresa estatal. Estas declaraciones aparecieron justo en el momento en que se conoció que YPF encontró petróleo y gas equivalentes a cinco años de su producción y en pleno contexto de diversificación de la matriz energética nacional con la puesta en funcionamiento, tras ser inaugurada por nuestra presidenta el 28 de septiembre pasado, de la central termonuclear Atucha II, entre otras fuentes de energía que aumentarán las bases de desarrollo para el país.
Las respuestas de las petroleras no se hicieron esperar y calificaron las declaraciones del ex funcionario como “surrealistas y poco serias”, aunque omiten recordar que gracias a las políticas del privatizador, estas empresas pudieron hacerse de los recursos que eran propiedad inalienable del estado, o sea de todos los argentinos.
Dromi es un personaje conocido por sus acciones en la función pública, típico funcionario que en vez de defender el bien público terminó beneficiando intereses privados. Vale recordar su decálogo en la era menemista cuando anunciaba que “... Nosotros hemos ideado un decálogo que dentro de unos días se conocerá que es el decálogo menemista de la reforma del estado, el mandamiento uno –son palabras de Menem, él no lo conoce aún- esta extraído de sus muchos discursos, dice así: nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del estado…”. Por suerte la memoria no nos falla y conocemos el pasado de este personaje y las consecuencias que trajeron estas políticas.
Hoy la Argentina está atravesando un proceso de crecimiento y desarrollo sin precedentes en su historia, por lo tanto se torna muy valioso discutir seriamente nuestras fuentes de energía, que son parte fundamental para la continuidad del modelo de desarrollo. Las nuevas exploraciones realizadas por las petroleras en el sector de la cuenca sedimentaria de la provincia de Neuquén ha arrojado como resultado la factibilidad de extraer en pocos años miles de toneladas de shale petróleo y shale gas. Para ello se debe dar un inversión primordial para dar el salto tecnólogico necesario para posibilitar la explotación de esta fuente energética. Gracias a los nuevos estudios y tecnologías disponibles para el recurso petrolero se están comenzando a explotar las áreas de difícil extracción: milones de toneladas de gas y petróleo que se encuentran en las arenas asfálticas y entremetidas en las distintas capas de la corteza terrestre. Si Argentina comienza en un plazo de 2 a 5 años a explotar sus recursos shale se transformará en una nueva potencia energética mundial.
Solamente Estados Unidos y China superan en la disponibilidad de este tipo de recurso energético a nuestro país. La posibilidad a su vez de tomarlo en manos estatales le permitirían a la Argentina tener bajo su control la base energética para profundizar el modelo soberano de desarrollo y crecimiento nacional. Argentina podría volver a ser la potencia y emblema petrolero como hace casi 100 años.
Por ello es bueno recordar la historia de YPF: La primera empresa petrolera estatal del mundo, causa de orgullo argentino, empresa modelo construida por un gran pionero y visionario como fuera el general Enrique Mosconi.
Ya en 1910, bajo la presidencia de Roque Sáenz Peña, se creó la Dirección General de Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia, formada por una comisión presidida por el Ing. Luis Huergo. En 1915 el Ing. Enrique Cánepa llega al paraje de Plaza Huincul con equipos de perforación, descubriendo gas dos años más tarde.
En 1922, el gobierno de Hipólito Yrigoyen crea la empresa destinada a explotar y comercializar el petróleo: YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) y se le ofreció la conducción al general Enrique Mosconi, quien ocupó la dirección de YPF entre 1922 y 1930. Durante sus ocho años de gestión, el General logró casi triplicar la producción de petróleo y en 1925 se construye la destilería de La Plata que llega a ser una de las más grandes del mundo en capacidad. En 1944 nuevos descubrimientos de petróleo promueven más asentamientos de YPF y por consiguiente el aumento de la población, modificando la vida en las zonas petroleras, sobretodo en el área patagónica tanto en el sector cordillerano como en su litoral atlántico.
En 1949, el gobierno de Juan Perón crea Gas del Estado y construye el gasoducto que une Comodoro Rivadavia con Buenos Aires, con un largo total de 1.600 km, era el primero en Sudamérica y el más largo del mundo para ese momento. En 1958 el presidente Frondizi anuncia “la batalla del petróleo” donde se proponía dejar de importar y lograr a como sea el autoabastecimiento de petróleo y en 1960 mediante contratos con empresas extranjeras YPF logra este objetivo. Durante el gobierno de Illia se anulan los contratos petroleros con las empresas extranjeras reafirmando una posición soberana. Entre 1970 y 1990 la compañía llega a tener 50.000 empleados.
Durante los noventa, el gobierno de Carlos Menem – fiel acatador de los dictámenes del “consenso de Washington”- desnacionalizó el petróleo, transformó a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad de Estado en YPF Sociedad Anónima; transfirió el dominio público de los yacimientos de hidrocarburos a las provincias. Con ese marco legal al poco tiempo se privatizó a YPF y así Argentina achicó su poder de decisión sobre la política petrolera.
En la reforma constitucional de 1994 fue incorporada la federalización del petróleo, mediante el artículo 124 en la Constitución Nacional que reconocía el "dominio originario" de las provincias. De esta forma se provincializó este destacado recurso natural que nunca debió dejar de ser patrimonio nacional y de todos los argentinos.
Durante los 2000, mientras la economía e industria fueron creciendo, el consumo de combustible fue creciendo y superó a la producción (también en medida debido a que las empresas vuelcan su producción en el mercado mundial para su exportación y no para el mercado interno) provocando que Argentina tenga que importar combustibles para satisfacer el crecimiento sostenido industrial y hogareño.
Parte de la crisis energética actual está sumamente relacionada a la falta de bases nacionales, estatales y soberanas en relación a los recursos energéticos, la desestructuración de los noventas todavía pervive, a pesar de la cuesta arriba ya realizada desde el 2003 a la fecha con múltiples inversiones en obras de infraestructura energética para promocionar y redireccionar recursos hacia el desarrollo industrial.
Toda esta historia nacional de la producción petrolera nos posiciona ante la necesidad de plantearnos y abrir un gran debate sobre los temas estratégicos para consolidar el modelo de desarrollo e inclusión que se inició en 2003. Hoy se hace más que necesario encarar una discusión seria sobre el petróleo y las fuentes de energía en Argentina, en pleno contexto de intervención del Estado, distribución de la riqueza y profundización del modelo de transformación. Por todo esto y volviendo al tema disparador de este debate, no podemos dejar que justamente sea Dromi quien se apropie de esta bandera y salga a plantar posiciones sobre un tema tan importante como la recuperación de YPF como empresa nacional.
Latinoamerica está viviendo un momento histórico, donde los gobiernos populares surgidos de la voluntad soberana están llevando un proceso de reafirmación de su vocación soberana. Un caso paradigmático es el de Bolivia presidido por Evo Morales que llevó adelante la recuperación de la empresa YPFB para poner su renta en beneficio de todo el pueblo Boliviano.
De tal jerarquía es el tema de la matriz energética que excede a la política ya que requiere un gran debate nacional con la intervención de amplios sectores de la sociedad, la cultura y la ciencia, para avanzar hacia una reforma constitucional que discuta la función social de la propiedad, el capital y la actividad económica y revea la entidad que se le otorga a nuestros recursos naturales. La reforma constitucional de 1994 desestimó lo soberano y con prácticas que decían federalizar el recurso con su provincialización, en realidad le quitó jerarquía al rol nacional en la cuestión energético- petrolera.
Si de nuestra constitución hablamos debemos tener en cuenta que ya pasaron casi 18 años de aquella última reforma en pleno vigor noventista y son muchos los temas que podrían ser incluidos en una próxima y necesaria. Cabe recordar el famoso artículo 40 de la Constitución de 1949 impulsada durante el primer peronismo, que rezaba “…Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, […] son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación…”. Aquella reforma fue de avanzada para la época y sentaba también la igualdad jurídca de género y las posibilidad de reelecciones indefinidas para presidente y vice, fue llamado un proceso de constitucionalismo social, pero obviamente que luego la Revolución Libertadora allá por 1957 abolió esta reforma, que terminó siendo un grave retroceso para la sociedad argentina. Por esto y por tantos otros temas de importancia nacional sería auspiciosa la propuesta de una reforma constitucional que abra el debate en un clima que acompañe y siga profundizando el proceso de transformación que inicio Néstor y que hoy conduce Cristina.
El debate es necesario por su importancia para el modelo de desarrollo nacional impulsado y con el objetivo de profundizar la industrialización, la defensa del empleo, la inclusión social y la distribución de la riqueza, claro rumbo y objetivo de las masas que se han incorporado a la política y en claro apoyo al gobierno nacional. Por eso tomamos en cuenta la posibilidad de reorientar la renta energética hacia el sector de desarrollo productivo y social, sumado a la defensa de nuestros recursos naturales y la soberanía nacional, también en juego en el mar argentino, espacio también donde avanza la exploración y la explotación en el Atlántico Sur de su petróleo y recursos naturales, a tan pocos meses de cumplirse 30 años de la Guerra de Malvinas. Levantar las banderas de la soberanía argentina en todo su territorio, recursos naturales estratégicos y bienes comunes de la Tierra se hace providencial y debe ser sometido a debate popular las posibilidades de nacionalizar y estatizar lo que es nuestro y es clave para el desarrollo cercano y futuro.
Consideramos a todos estos temas prioritarios para el desarrollo nacional que deben tener consagración constitucional y debemos abrir masivamente el debate, ya que además se podría rever la limitación del corto plazo de la política para darle una posibilidad de continuidad a nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, posibilitando un tercer mandato que permita la continuidad del gobierno nacional y popular, de la mano de una mujer que cuenta con la experiencia adecuada y el liderazgo que combina sensibilidad por lo social con inteligencia para la toma de decisiones para devolverle lo pérdido a los sectores más postergados.
Por ello llamamos a todos los sectores intelectuales, científicos y populares enarbolados en la defensa de este proyecto nacional en dar la batalla de las ideas contra la resistencia que se llevará a cabo desde los sectores corporativos aún cristalizados para detener la profundización del rumbo del modelo.
Nuestro futuro está en nuestras manos, seamos dueños de nuestro destino.
Avancemos juinto a Cristina en la liberación nacional.
epea21@gmail.com
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