viernes, 9 de diciembre de 2011

La hora de los balnearios para tod@s



Mar del Plata durante todos los veranos es desde hace más de 50 años la ciudad de todos los argentinos y millones de compatriotas acuden para visitar nuestras playas y disfrutar los atractivos urbanos.
Este turismo masivo relacionado con un país inclusivo, industrializado, que permitió a las masas insertarse no sólo en el trabajo sino también en el ocio y la recreación trajo una Mar del Plata que dejó de ser exclusiva para las elites y se transformó en una ciudad para millares de trabajadores que se apropiaron y establecieron sus formas de sociabilidad en la playa Bristol, preparada con su rambla para la llegada de las masas a la playa, abierta y libre.
Al día de hoy la Bristol se encuentra bastante lejos de aquellos años: Se ha dado una creciente privatización de la playa ícono del turismo popular en Mar del Plata. En la actualidad gran parte de su arena está concesionada y sólo queda playa libre sobre la zona de Punta Iglesia o la pequeña porción de playa pública que queda entre los balnearios y el mar desde la zona del hotel Provincial a Las Toscas.
Gran parte de estos balnearios poseen precios que no se condicen con el entorno, se encuentran la mayor parte de la temporada de verano vacíos. Muchos de los usuarios de estas playas no pueden acceder a los balnearios privados instalados y deben ubicarse en la cada vez menor playa pública. Los servicios para estos usuarios distan de estar en buenas condiciones, en fin, la playa que es de todos y que simboliza la llegada de las masas al descanso y al veraneo se encuentra apropiada por empresarios locales de amplia situación ventajosa en diversos sectores de la economía marplatense.
Esto resulta una contradicción en clave, mientras a nivel país se ha dado la recuperación de muchos de los logros de la clase trabajadora, desde el 2003 a la actualidad mediante el crecimiento económico sostenido y la paulatina reindustralización del país y en años de una notoria mejoría para el turismo en Argentina, la playa popular de Mar del Plata se encuentra sumamente privatizada y con graves problemas para la accesibilidad.

En paralelo, es similar el momento actual de Playa Grande, espacio hacia donde huyeron las elites cuando las masas llegaron a la Bristol. Playa Grande desde hace casi ya dos décadas se encuentra apropiada por la juventud, que la ha resignificado como una playa de jóvenes tanto de Mar del Plata como de cientos de lugares de Argentina durante el verano. Aunque las elites huyeron durante los noventas nuevamente hacia el sur o a otras ciudades balnearias, aún existen balnearios ligados a viejas instituciones que todavía hoy mantienen su perfil conservador, donde hasta se han paseado impunemente durante años genocidas altamente reconocidos, como Alfredo Astiz.
Al igual que en la Bristol, en Playa Grande también cerca del 70 % de su playa se encuentra concesionada con los balnearios y los espacios de playa pública mayoritarios se encuentran sobre la escollera de la Normandina y la escollera norte. Sobre esas zonas la playa tiene una longitud de alrededor de unos 150 metros, que se va a achicando hasta cerca de los 100 metros hacia el centro de la playa, la más densamente ocupada por los balnearios.
La zona de la escollera norte, pegada a Playa Grande ha sido el lugar más polémico de la costa marplatense y con múltiples debates sobre su futuro cercano, con el polémico proyecto aprobado del traslado de los bares de Alem hacia allí, tareas de mejoramiento en la escollera y la realización ya desde hace unos meses del puerto para cruceros.
En los últimos días han comenzado obras en Playa Grande sobre la playa pegada a la escollera, proyectadas dentro de las nuevas obras aprobadas hace un año en el Concejo Deliberante.
El impacto de estas obras sobre el ambiente costero es directo y sobre el sector que más espacio público poseía. Con la obra ha quedado casi imposibilitado el acceso a la playa pública, sólo se puede acceder desde el balneario del Yachtclub, la accesibilidad para los surfistas también se ve afectada. Esta porción de Playa Grande era la de mayor longitud hacia el mar y la zona menos afectada por la erosión.

Las modificaciones que se producen tienen un impacto territorial directo, por eso es necesario abordar técnicas y proyectos para la recuperación de nuestras costas y ambiente, se deben realizar acciones concretas que sirvan para mitigar los deterioros evidenciados. Entre las acciones que deben tomarse en cuenta surgen los controles a los movimientos y reacomodamientos de arena realizados por los concesionarios de los balnearios en los meses previos al verano y que agudizan los procesos erosivos; el retiro paulatino de las construcciones existentes en sectores vulnerables de su frente costero y la prohibición de nuevos emprendimientos que impacten directamente sobre el mismo recurso que origina su potencialidad económica. Es necesaria también la incorporación de tecnologías superadoras de defensa costera y difundir las posibilidades de realizar arrecifes artificiales en reemplazo de las históricas escolleras y espigones, que sólo sirven como parches de corto plazo para un problema tan grave como la erosión y el impacto del cambio climático en las costas.

Desde el Espacio Político de la Esperanza sostenemos que la ciudad deber incorporar nuevas lógicas sobre la costa, proponemos la creación de playas sustentables con el retiro gradual del cemento existente por maderas u otros materiales blandos, para dejar de entorpecer la dinámica natural de acumulación de arena en las playas. Se deben extender los espacios de playas públicas y respetar los usos y actividades de la costa que son afectados por su creciente privatización.
Planteamos como una gran ncesidad en el marco del proceso de recuperación sostenida que vive Argentina la concreción de balnearios cooperativos en las zonas donde acude masivamente el turismo popular con equipamientos, servicios y precios adecuados y con un funcionamiento y una racionalidad económica que incorpore el trabajo y la economía social y recoger así parte de la historia que ha tenido el turismo popular y social en Mar del Plata, de la mano de los proyectos de balnearios publicos y municipales trabajados durante la primera parte del Siglo XX por las intendencias socialistas y levantando también la lucha por la estatización de las playas del sur que a principios de los setenta propuso el Frejuli, argumentando que los sectores costeros de recursos valiosos deben estar en manos del Estado.

Nuestras expectativas están puestas en estas metas, en seguir profundizando el rumbo del proyecto nacional que cada día empuja para ir recuperando lo perdido, como ya hecho con la esperanza y los sueños de miles de jóvenes y de amplios sectores de la ciudadanía que hasta hace poco tiempo daban por pérdidas sus causas y se encontraban sumergidos en una gran apatía, por esos sostenemos que la defensa desde proyecto nacional debe darse desde todos los lugares, incluída la recreación en las playas de todos los sectores sociales y cuidado y el respeto por la naturaleza y el medio ambiente.

Por una Mar del Plata con producción, trabajo y respeto y amor por sus habitantes.
Recuperemos nuestras playas porque son de todos los argentinos.

Playas y balnearios populares para tod@s

Espacio Político de la Esperanza
epea21@gmail.com

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